Pues hace ya unos días que zarpamos de Cartagena rumbo al Estrecho de Gibraltar, y hemos ido haciendo escalas en varios puertos de la costa andaluza. La primera etapa nos llevó hasta Garrucha, un bonito pueblecito con un bonito puertecito, del que sobresale un espigón enorme con muelle para cargueros. Inexplicablemente no paraban de pasar camiones constantemente, provenientes de a saber tú donde, cargados de material de construcción, que se iba depositando en barcos gigantes, uno tras otro (pues iban haciendo cola a la entrada del puerto). Precisamente en Garrucha parece que estrenamos una casi vacía marina, en la que en solo una noche, quedé negro debido a la polvareda que había en el ambiente, por las labores de carga y descarga. Nada más llegar, los chicos me dejaron y se fueron a la playa a aprovechar una eterna "mar de fondo de un metro disminuyendo" que anunciaban en el parte meteorológico día tras día desde que dejamos Formentera, y a tomar un refresco en un chiringuito, mientras yo me asaba al sol.
La siguiente etapa concluyó en Almerimar a las 21:00 de la tarde. Lo que hizo que no hubiera tiempo para mucho. Durante la travesía me sorprendieron los bonitos paisajes y pueblecitos de la costa oriental de Almería (Hotel i-legal incluido), así como el Cabo de Gata. Por suerte pude desplegar durante unas horas mis velas y dejar descansar a mi motorcito, que estos días ha funcionado ya demasiadas horas para mi gusto. La verdad es que se empiezan a hacer notar las corrientes, ya casi se me había olvidado lo que era navegar con corrientes contrarias, cuando lo hacía en mi juventud, allá por el Mar del Norte, y por lo que veo, Joan no tenía ni idea porque no para de hacer exclamaciones. Lo que le espera en el Estrecho!!! Tan aburrida y lenta fue la travesía del Golfo de Almería, que Mila le pegó a Joan una buena pelada. En Almerimar por fin me dieron una ducha a presión, y no veáis la de porquería que salió de todos los rincones. Me quedé tan a gustito que dejé que los chicos fueran a comer un entrecot de Ávila en uno de los muchos restaurantes del puerto.
Por fin hoy hemos llegado a La Caleta, en Vélez Málaga. Estoy fondeado junto al puerto, frente a una tranquila playita. Los chicos se bañan, leen, toman aperitivo, y yo... simplemente noto como corre el agua fresca bajo mi quilla. Agua fresca proveniente del Atlántico, ese océano al que pronto volveré....
P.D.: Mila y Joan siguen intentándolo con la pesca, sin mucho éxito, pero con ilusión!!! Seguro que pronto habrá foto con algún pescado.
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